La Habana, 26 oct (PL) Dos científicos cubanos, doctores en Ciencias Físicas, advirtieron sobre las falsedades presentes en las acusaciones de Estados Unidos sobre supuestos ataques sónicos cometidos en este país contra diplomáticos de la nación norteña, divulga hoy la prensa local.
“Lo que están publicando, lo mediático, está lleno de falsedades e ignorancia desde el punto de vista de la Física. Así de categórico es el Doctor en Ciencias Físicas Daniel Stolik Novygrod, profesor titular de la Universidad de La Habana”, señala una entrevista publicada por el diario Juventud Rebelde con el título “Los irresistibles decibeles de un inexistente «ataque sónico»”.
De esa manera el científico analiza una situación en la que poco más de una veintena de diplomáticos estadounidenses y familiares adscritos a la embajada de Estados Unidos en Cuba supuestamente padecieron o padecen malestares y síntomas médicos provocados por lo que han dado en llamar “ataques sónicos”, apunta el texto.
Por su parte, el Doctor en Ciencias Físicas Carlos Barceló, profesor titular del Instituto de Higiene, Epidemiología y Microbiología del Ministerio de Salud Pública de Cuba, recordó que en la prensa extranjera no se ha descrito el fenómeno físico sónico y estimó que “sería necesario un intercambio de información para conocer el origen, si es que eso existiera, aunque categóricamente, es imposible”.
Ambos científicos detallaron que, en las particularidades de la física de los sonidos, y de su clara explicación, queda evidenciado que ni en la habitación del capitalino hotel Capri, ni en las residencias de los diplomáticos podían ocurrir hechos de ese tipo sin escucharse en las inmediaciones. Es necesario conocer la frecuencia e intensidad o decibeles de las ondas sonoras y del medio necesario para propagarse, dijo Stolik, quien apuntó que el oído humano puede perecibir ondas sonoras de frecuencias entre los 20 y los 20 mil hertz.
Por otra parte, los infrasonidos (vibración de frecuencia inferior a las audibles por el oído humano) tienen como características que se absorben muy poco en la atmósfera y recorren rápido largas distancias, pero se expanden hacia todas partes, añadió. Efectivamente, esa es una de las razones por las cuales tanto Stolik como Barceló descartaron la posibilidad del uso a distancia de un “arma infrasónica” contra personas seleccionadas.
Pueden existir muchas hipótesis, pero las características físicas permiten decir que no es un ataque sónico, subrayaron.
De acuerdo con la explicación, los infrasonidos no son audibles, lo cual entra en contradicción con quienes dijeron escuchar sonidos. En cuanto a los ultrasonidos (vibración de frecuencia superior a las que puede percibir el oído humano), estos tampoco son audibles y todo lo que se conoce sobre ello apunta a buenas experiencias, como las técnicas utilizadas en la medicina.
Tampoco, añadieron, es una cuestión de decibeles. Una conversación normal está en la escala de los 25 a 30 decibeles; el ruido de un martillo neumático, en 90; una banda de rock puede estar en los 100. Esta última sí puede, con el tiempo, hacer daño, pero no es inmediato. Para lograr daño auditivo tendría que pasar un largo período bajo esa acción.
El sonido que hace daño a más corto tiempo es el que pasa de 120 decibeles, como el de algunos aviones o cohetes (150 decibeles), y en este caso se trata de un sonido irresistible, añadió Stolik.
Asimismo, los científicos mencionaron que las armas sónicas de las cuales se tiene conocimiento, además de estar en poder de Estados Unidos y algunos de sus aliados, hubiesen afectado completamente no solo a los edificios señalados en los reportes, sino también a los adyacentes. Al decir de los doctores, ni sonido, ni infrasonido, ni ultrasonido, ni arma sónica, Estados Unidos tiene que buscar otro pretexto.(Fuente/PL)