La Habana, 12 julio (RHC)- Los grandes avances conseguidos en la reducción de nuevas infecciones del VIH (virus de inmunodefenciencia humana) entre la población adulta se han estancado en los últimos cinco años, reveló hoy el organismo de las Naciones Unidas de lucha contra el sida (ONUSIDA).
Con respecto al pico registrado en 1997, las nuevas infecciones entre adultos se han reducido un 40%, mientras que el declive ha sido del 70 % entre los niños.
Sin embargo, una falta de progresos se ha hecho evidente desde 2010, año a partir del cual 1,9 millones de adultos se han infectado anualmente con el virus, según un informe elaborado por el organismo.
"Estamos haciendo sonar la alarma. No estamos dando su justo valor a la prevención. Si se produce un resurgimiento de nuevas infecciones del VIH, la epidemia será imposible de controlar", advirtió el director ejecutivo de ONUSIDA, Michel Sidibé, al presentar el informe.
En Europa oriental y Asia central ha sido donde se ha registrado el mayor incremento de nuevas infecciones, a un ritmo anual del 57% desde 2010.
En cambio, la menor tasa de nuevas infecciones entre adultos se observó en Latinoamérica, donde aumentaron un 2% por año en el mismo periodo.
El aumento fue del 9 por ciento anual en el Caribe y del 4% en la región de Oriente Medio y el norte de Africa.
En Europa occidental y central, en Norteamérica y en Africa occidental y central las nuevas infecciones se redujeron de forma marginal.
Las únicas zonas del mundo donde realmente se redujo la transmisión del virus fueron Africa del sur y oriental, en un 4 por ciento; y Asia y el Pacífico, en un 3 por ciento, desde 2010.
Los datos regionales, sin embargo, esconden ciertamente situaciones particulares, explicó Sibidé, como las de Rusia y Ucrania, a los que corresponde el 90% del fuerte aumento de casos en Europa oriental y Asia central.
En Latinoamérica, Brasil y México, los países con las mayores poblaciones, también albergan el mayor número de personas viviendo con VIH, particularmente de hombres que tienen sexo con otros hombres.
Los grupos específicos de riesgo (homosexuales, trabajadores sexuales y sus clientes, personas transgénero, drogadictos que usan inyectables y prisioneros) representaron el 35% de las nuevas infecciones en adultos desde 2010.
Sidibé sostuvo que la epidemia se puede mover rápidamente de esos grupos a la población en general si no se detiene con medidas apropiadas que combinen la prevención y el tratamiento.
Los citados grupos de riesgo "no viven en aislamiento, así que si no controlamos la epidemia dentro de ellos, y se opta por marginarlos o criminalizarlos, veremos que la infección se mueve al resto de la población", expuso.
Según los análisis de ONUSIDA, un hombre que tiene sexo con otro hombre y aquellos que se inyectan drogas tienen 24 veces más probabilidades de contagiarse con respecto a la población en general, mientras que en el caso de los trabajadores sexuales el riesgo es diez veces mayor, entre los prisioneros cinco veces y entre las personas transgénero 49 veces más.
El informe también recalca la importancia del diagnóstico para frenar la transmisión del VIH, puesto que el 30 por ciento de las nuevas infecciones son transmitidas por personas que desconocen su condición de seropositivos.
Un 60% de contagios se producen por personas que sí saben que están infectadas, pero que no han recibido la atención debida, no sólo en términos de tratamiento, sino de información y acceso a medios de prevención, como condones.
Pese a todo, los avances contra el sida son indudables: si en el año 2000, menos de 2 millones de personas recibían tratamiento antirretroviral en el mundo, hoy son 70 millones, y si hace 16 años éste costaba 10.000 dólares anuales, ahora cuesta 100.
Esto significa que su costo anual global es de 1.700 millones de dólares en lugar de los 170.000 millones de principios de este siglo.
Un total de 36,7 millones de personas en el mundo viven con el virus del sida, enfermedad que está relacionada con la muerte de 1,1 millones de personas al año.
(EFE)